
La intelectualidad, por más basta y esmerada que sea está relativamente fronterizada, bien razona y analiza y aún así a veces se niega a aceptar que en el plano de lo divino es indispensable tener siempre en cuenta que todo lo real es posible y que todo lo posible puede ser real.
No se hallan respuestas lógicas en donde solamente la fe otorga la seguridad y convicción que ni el razonamiento ni la ciencia lograron nunca apaciguar “completamente”... no en vano dijo Einstein cierto día que cuando más estudiaba la ciencia, más creía en Dios.
En fin, sin discernimiento espiritual, para el hombre natural, todo esto raya la locura, cuando en realidad no se da tal, todo es cuestión de hacerse a un lado, no pisotear ese sentir y de querer creer o seguir creyendo lo inevitablemente incomprensible.

Obra: Escher. Blowball
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