Spem magnam in rebus adversis semper adhibeo

domingo, 14 de junio de 2009

Las jugarretas irónicas del destino son como bromas genuinas de Dios… “y yo con tan poco sentido del humor” pensaba. Poco encuentra su sentido y las fuerzas para hacerlo reposan en los hálitos del “ya no más” y por supuesto quién ha dicho que el querer es suficiente cuando parece que éste juega a las escondidillas dejándote en un ciclo atroz, exhausto, y aún otra vez lo absurdo se acuesta y se levanta con vos y entre más no querés que así sea más se empecina ese algo en presentarse de múltiples y extrañas maneras para luego reírse en tu cara, dejarte perplejo con la incógnita constante del “yo no entiendo y el qué será”. Y aún así ya lo sabes… he aquí una secuela más que deja mella sin titubear.


Obra: Munch.The Scream

lunes, 1 de junio de 2009

Boticelli & Afrodita

Del período Quattrocento, Boticelli es a mi parecer el mejor representante de la Scuola di Firenze. Él, seguramente envuelto por los aires clásicos renacentistas y en armonía con Hesíodo y su Teogonía quiso reflejar en su obra una parte del siguiente mito: el dios Urano era un dios muy celoso de su trono y por ello una vez engendrados sus hijos solía enviarles al Tártaro evitando con esto según su miedo, una futura traición por parte de ellos. Pero Gea, rozando los límites de la paciencia en cierta ocasión pidió a Cronos, hijo de ambos que le ayudase a vengar el dolor que tras tantísimo tiempo su esposo le había causado y así fue como un día éste castró a su padre y después arrojó sus genitales al mar y de esos mismos genitales mezclados con la espuma llegó a nacer Afrodita o en su versión latina Venus, la diosa del amor y la belleza, dichosa ganadora de la manzana de la discordia y en sutil confabulación con el oráculo que pronosticaba la caída inevitable de Troya haciendo de Paris y Helena no los culpables sino únicamente títeres encantados de una historia que les tocaba vivir, él al aceptar ávido su propuesta, y ella al sucumbir inerme en sus redes probando con ello que el destino es infalible cuando la hora de abrirle paso llega y que la voluntad de los hombres casi siempre queda desarmada al vaivén de sus curiosos prodigios.
En el Nacimiento de Venus junto a la diosa ahora muy púdica, aparece Céfiro, dios viento, cargando a Cloris, ninfa de la brisa, al otro lado está Primavera, diosa de los comienzos y del verde renacer llevando en su cuello una guirnalda de mirto, planta sagrada de la deidad y símbolo importante del amor verdadero... es muy pero muy lindo.