Spem magnam in rebus adversis semper adhibeo

sábado, 21 de febrero de 2009

Mes poèmes

Tierra de quién

La cuestión existencial
sale a flote en la penuria de tu vida.

No hay culpables,
y seguís porfiando
el azar misterioso
del destino que escogiste.

La liturgia de tus noches trae consigo
sonámbulos que secuestran la consciencia,
latidos susurrando al oído
muros desesperados que suplican ayuda
sombras que opacan tu rumbo
espías que te inventas.

Peste de dolor
piélago de angustia
vestigio sin sentido
¿en tierra de quién?


Sos huérfano con la esperanza marchita
aterrado con las ideas
que amortiguan las palabras.

Es hora de arrancar el estiércol
que asfixia tus raíces.

Más ...
sería un suicidio.




Plática

Con un sólo momento de sosiego

quizás
te alcance en mis adentros.

La vista se marchita
mientras el relieve
sumiso entre la multitud
sede.

Incesante el auxilio
que en mis tejidos impera.
Cobarde como el aullido
que la noche alimenta.

Mientras te platico.
Sal pronto,
que la niebla es densa.





La Condena

La visión atormenta el recuerdo,
y cala un tributo en la memoria
irascible
exigiendo libertad.

Las pulsaciones viajan con la luz
a través del cuerpo impune
velando una noche de domingo.


Los ecos no descansarán
hasta que la culpa cese de mirarnos.

Y ese vulgar tic tac
continuará arañando
después de que el lobo
desgarre a su presa.




Désolée

Hoy quisiera escribir de cualquier cosa
y sin embargo me limito

en simplezas.


Hoy quisiera que mis palabras
rielaran en tus venas

y mi voz agudizara tu acento
hasta convertirse en uno solo.
Quisiera tener la dicha
de halagar algún rincón de tus adentros
y ser huésped especial en ti.

Mas hoy las sílabas no cantan a mi oído

y se han enemistado con la pluma.

Hoy
me diluyo en estas líneas

y lo siento.

Yalile Tabash




Obras: George Grosz, Suicide. Irene Morack, La Espera. Dalí, La Persistencia de la Memoria. Klimt, Garden Flower.

domingo, 8 de febrero de 2009

Tagore

El cartero del Rey

En este relato de Rabindranath Tagore, a mi parecer, se da un pequeño contraste entre conceptos que por lo general, algunos se plantean.
Primero está Madhav, quien en cierto grado se asimila al hombre que debido a su temor ante la vida, no la sabe vivir bien y que por ello, como casi siempre se da lo que uno posee, termina esparciendo su miedo ante los días y ante los que le rodean, encerrando así, aunque no de mala fe a Amal, pobre contraparte que al estar bajo estos nuevos estatutos se convierte en sinónimo de la añoranza que la libertad ajena, expresada en su máximo nivel a través del trabajo, crea. Y es que desde el punto de vista del limitado hasta la más pequeña y cotidiana acción es toda una gran hazaña.
Así, tras este triste panorama desfilan frente la ventana de Amal días, sueños, incógnitas y gente sin éste no tener más salida que la de indagar, preguntar e imaginar cómo sería, a dónde iría y qué haría si tan sólo estuviese del otro lado del marco. Siendo como pichón encarcelado, Amal hace verbal su fuerte anhelo de ser cual pájaro acróbata, libre por fin de Madhav y del médico, mayores culpables de cortar sus alas para emprender vuelo.
La otra posición se da cuando Tagore muestra como Amal no desea y quizá hasta aborrece la sabiduría inerte, el puro conocimiento enfrascado del saber en los libros. A su parecer, la sabiduría se halla en la valoración y disfrute de todo cuanto hay alrededor, de la naturaleza, del trabajo cotidiano, del ir y venir, de la vida en sí… de la vida tan sólo por el hecho, estando enfermo o no, de saberse vivo. Esa es su máxima existencial, y es que ¿qué otra mejor noción para vivir lo mucho o lo poco que le queda en este pasaje temporal? qué otra postura debe obtener para hacer más sencillo lo que no es en realidad tan complicado? Pero ¿y si no lo logra?, y si le inventan obstáculos?...y peor aún, si ya no quiere querer más?
Acá entonces lo mejor que puede esperar, lo más agradable que deba sentir es la premonición de que pronto, por medio de una carta el rey hará un llamado, enviará por él y hasta quizá después, termine nombrándole como su cartero.
Al final, pienso, su deseo de recorrer, ser y vivir lo que siempre quiso se hizo realidad… eternamente.